Prueba Racing
   
Montesa Cota 247 Mk 2, de José Luís Rodriguez,
campeones de España

Texto y fotos: Ramón Sallés

Acción: José Luís Rodriguez


LA MOTO DIEZ

   Han pasado ya unos años desde que Bo Derek dejó a medio mundo alucinado en su aparición en la película "Diez, la mujer perfecta", y quizás algunos ya no recordaban esa sensación que produce el admirar algo realmente especial. Esta vez, no obstante, no han sido las curvas de la señora Derek sino una moto, la que ha "destrozado el corazón" de la mayoría de los participantes en los triales de clásicas. Nos referimos, sin duda, a la pluricampeona Montesa Cota 247 de José Luis Rodríguez, que durante casi cinco temporadas ha arrasado, y sigue haciéndolo, en el mundo del non-stop clásico.

   Después de varios años intentando competir contra este invencible tandem, la frase más común entre la mayoría de los pilotos al paso de José Luis por las zonas era la típica "que bien va esa moto", y por ello, en Todo Trial clásico decidimos que para iniciar esta nueva sección de test de trialeras clásicas de competición, sería perfecto  el ensayo de la moto número 1, esa roja Montesa Cota 247 que nos ha traído de cabeza a los habituales de la Copa Catalana de trial de clásicas desde la primera edición.

   Por tanto, le propusimos a nuestro amigo José Luis el ensayo de  su moto para los Todotrialeros clásicos, a lo que amablemente accedió de inmediato, lo que queremos agradecerle desde estas líneas. Con motivo de la disputa del Trial de clásicas del Pla de Sant Tirs, cerca de la Seo d'Urgell, una vez finalizada la prueba, por descontado con otra nueva victoria en la categoría Expertos del dúo Rodríguez-Montesa, pudimos aprovechar las zonas marcadas con motivo de la competición para llevar a cabo nuestro ensayo, sin duda una buena ocasión para comprobar el funcionamiento de la moto en su medio natural, las zonas de un trial de clásicas.

   Para empezar, la palabra que mejor define a esta Montesa Cota 247 es equilibrio, no sólo en el sentido trialero de la palabra, sino también en la perfecta conjunción de todos sus elementos. Tanto las suspensiones, como el embrague, el tacto del motor, su respuesta ante los obstáculos, o la precisión de los frenos, están a un nivel que podemos calificar como perfecto, y al pilotarla te da la sensación de que es tu moto de toda la vida, o más aún, te transmite ese "feeling" de moto nueva, o de moto de carreras, en la que todos sus componentes funcionan a la perfección.

   Estas fantásticas sensaciones son, sin duda, el fruto del intenso trabajo sobre la Cota por parte de su piloto, José Luis Rodríguez, que nos comentó que ha pasado una cantidad incontable de horas haciendo esta moto, y que aún hoy le dedica mucho tiempo perfeccionando pequeños detalles o probando nuevos componentes para hacerla más competitiva o adaptarla más a sus gustos. Es, sin duda, su gran pasión, y además, no debemos olvidar que José Luis es uno de los mecánicos más conocidos y con más experiencia en el mundo del trial, ya que a todos os sonará el nombre de KM2, la tienda de la que es co-propietario, y que lleva muchísimos años en el mundillo trialero, participando activamente en multitud de triales o incluso patrocinando a pilotos de alto nivel. De hecho, estamos seguros que el gran secreto de esta 247 es que se trata prácticamente de una moto "oficial", en lo que a cuidados y perfección técnica se refiere.

   La historia de esta unidad tiene también un toque peculiar, ya que su propietario está compitiendo desde 1.969, es decir, que lleva la friolera de ¡31 años! participando en triales casi cada fin se semana, con lo que imaginaos la cantidad de motos que ha pilotado. Pues bien, esta moto concretamente había pasado por las manos de José Luis ya en 1.971, y efectuó una temporada completa con ella. Hace unos ocho años, cuando aún no existía el campeonato de clásicas en Catalunya, se organizaba un solo trial de motos antiguas al año, y José Luis decidió seguir la pista de su ex 247 para prepararla y competir en él. Tras un tiempo de "investigación" consiguió encontrar a su vieja amiga y, tras la correspondiente cura de rejuvenecimiento, la moto inició otra vez una victoriosa senda, que la ha llevado a conseguir de forma consecutiva la Copa Catalana de Trial de clásicas en los últimos cinco años, además de llevarse también de calle las dos primeras ediciones de la Copa de España  celebradas en Madrid e Igualada. Sin duda todo un récord.

   Como podéis ver en las fotos, la moto es una Montesa Cota 247 segunda serie, de 1.971, es decir, la primera de las 247 que no llevaba los cárteres grandes de la serie MK1 que se fabricó en su primera versión con freno delantero de Impala y que es conocida entre los trialeros como la  "tambores grandes". Este aparatoso equipo de frenos fue modificado en 1970 para posteriormente, con muchos otras variaciones como un motor de nuevo diseño con tapas de cárter más pequeñas y aptas para el trial, cilindro y culata de mayor tamaño o un nuevo silencioso final, dar lugar al modelo que estamos ensayando en estas páginas.

   Observando las fotos estáticas, podemos apreciar los pocos cambios con respecto al modelo de serie, con únicamente unos llamativos guardabarros de color rojo que sin duda otorgan a la Montesa un aspecto bastante más "racing"  que los usuales de plástico blanco, habituales entre las clásicas de la época. Es, sin duda, una manera más de individualizar la moto con respecto a las otras 247 que participan en la Copa Catalana. También las barras de la horquilla, provenientes de un modelo posterior de Cota, llaman la atención. Por lo demás, exteriormente la moto mantiene un más que aceptable "look" original, aunque como hemos dicho antes, si la revisamos con atención hay multitud de detalles que denotan lo cuidado de su realización.

   Pero es en movimiento donde la montura de Rodríguez destaca enormemente por su competitividad, y con esto no queremos en absoluto restarle méritos a José Luis, ya que contrariamente a lo que pueda parecer, la moto no es tan fácil de conducir como aparenta.

  Leía una vez en un libro sobre trial la frase "la velocidad allana los obstáculos", y sin duda, esta es una práctica bastante usual entre los trialeros clásicos de nivel, ya que observando a su piloto sobre la Cota, podríamos afirmar que no suele dudar ante los tramos complicados dentro de las zonas, ya que los afronta de una forma muy constante y fluida, es decir, en casi ningún momento ralentiza demasiado la marcha ante un obstáculo importante, y es con este tipo de conducción que esta 247 es un verdadero "tiro", ya que la respuesta del afinadísimo propulsor es extremadamente brillante, viva y muy eléctrica, es decir lineal.

   Hay que hacer notar que no tiene ni de lejos un comportamiento tipo Bultaco, con unos bajos extraordinarios que permitan casi detener la moto sin usar el embrague, sino que a condición de no dudar (algo sólo al alcance de los buenos pilotos), la Cota te saca de cualquier apuro y llega a sorprenderte por la velocidad a la que te lleva, por ejemplo, al final de una subida pronunciada de segunda velocidad.

   La facilidad para subir de vueltas y estirarse es buenísima tratándose de una moto clásica, y podemos afirmar sin ninguna duda que es comparable a cualquiera de las motos modernas actuales, compaginando su elasticidad con una más que buena respuesta en bajos y una curva de potencia muy llena en todos los regímenes, un comportamiento muy característico en las Montesa, pero casi me atrevería a afirmar que bastante superior a las prestaciones de esas motos en su época.

   La moto emite un sonido muy "montesero", pero denotando un motor realmente potente , acompañado de un ligero silbido que parece provenir del embrague, que como comentábamos anteriormente, le da ese aire inconfundible a moto oficial, o como dirían en los ambientes de velocidad, de verdadera "pata negra".  

   A nivel de suspensiones hay que ponerle otro diez, ya que tanto la horquilla como la suspensión posterior, con dos amortiguadores tipo Telesco, tienen un comportamiento fantástico, y le dan al conjunto un aplomo y una capacidad para absorber los posibles escalones o desigualdades del terreno muy difíciles de conseguir, partiendo de la base del diseño de una moto con treinta años de antigüedad.



   La horquilla es, sin duda, un ejemplo de efectividad, ni muy dura ni demasiado blanda o suelta, y permite al mismo tiempo que nos "comemos" un escalón de un metro, aprovechar la extensión para colocar la rueda delantera donde necesitemos para enfocar adecuadamente el siguiente obstáculo dentro de la zona. Por otra parte, como ya hemos comentado, los amortiguadores posteriores permiten una tracción casi permanente en todo tipo de condiciones, y sólo en cuanto a recorrido tienen algo que envidiar a los monoamortiguadores actuales. Conseguir este nivel de efectividad ha sido, según José Luis Rodríguez, fruto de un largo trabajo, con pruebas de diferentes muelles, topes y aceites en ambas suspensiones.

   En cuanto a su eficacia a nivel de bastidor, hay que decir que sin duda, el diseño de inicio de los años setenta se hace notar, y no es, desde luego, ágil como una Cota 242 o una 330, pero una posición de conducción perfecta, que no mantiene el cuerpo encorvado o demasiado echado sobre el manillar, unido a la sobresaliente efectividad del propulsor y las suspensiones, hacen del conjunto una montura extremadamente competitiva, con el añadido de su superior eficacia cuando entramos en las zonas más típicas de la época, como las fantásticas zonas de agua o grandes piedras que podemos encontrar en triales como Santigosa, donde lo más importante es mantener la trayectoria  deseada. 

   Ante este tipo de obstáculos, la 247 demuestra una estabilidad muy buena, aunque sin llegar al comportamiento de las legendarias Sherpa, famosas por su facilidad para mantener la trayectoria recta entre las rocas, pero sin duda mucho menos predispuestas a la hora de hacer rápidos cambios de dirección o usar para ello peraltes fuertes.

   Por cierto, todos os acordáis de lo que suele pasar cuando metes a tu clásica en las zonas de Santigosa, es decir, lo difícil que resulta volver a tener unos frenos "decentes". Pues bien , en la 247 ensayada, tanto el tacto como la potencia de los dos tambores permiten hacer trial de alto nivel sin preocuparte por si vas a poder parar la moto a tiempo en las bajadas, porque, también fruto del buen trabajo de su propietario, frena con una efectividad fantástica y con una potencia super modulable, que a veces hace que no echemos de menos los frenos de disco actuales, ya que con los frenos de tambor en muchas ocasiones puedes evitar la desagradable sensación de "clavar" , típica de los frenos de disco.

   En definitiva, estamos sin duda ante el fruto de un largo trabajo de preparación por parte de su piloto, que ha hecho de esta Montesa Cota 247 una moto extraordinariamente competitiva, con un nivel de efectividad sólo alcanzable en motos de fábrica, a condición, eso sí, de ser  pilotada con decisión, algo al alcance de trialeros  de buen nivel y experiencia.

   Todo ello la ha llevado a ser considerada de forma unánime, sin ningún tipo de dudas, como la  reina de las clásicas, una auténtica campeona, una moto oficial, en definitiva, la "chica diez".