Reportajes
   
¡Creo que he ligado!

Texto y fotos: Jaume Casadesús


     ¡Creo que he ligado!

   La conocí a través de unas fotos.

   No estaba mal, pero tal vez me decepcione - pensé- cuando la vea frente a frente.

   Cuando Stuart me la trajo a casa, le costó hacer oír su voz. Acaso fuera por el largo viaje, acaso por el cambio de clima o simplemente por timidez.

   Ambos nos observábamos con cautela: la miré, me miró... La cogí de la mano para dar un pequeño paseo por el pueblo. - Mañana te enseñaré más- le dije, aunque no sé si me entendió (mi inglés sigue siendo terriblemente básico).

   A la mañana siguiente salimos después del desayuno. Me moría de ganas de mostrarle mis senderos, mis rincones, mis lugares tan queridos.

   La aproximación fue extraña: no hablamos el mismo idioma y creí que aún acusaba el cansancio del viaje. También había que considerar lo que para una dama inglesa (de Birmingham por más señas) suponía pasar de la siempre húmeda y gris Gran Bretaña a la soleada, tibia y florida primavera mediterránea.

   De un modo natural empezamos a gustarnos. Yo le hablaba de lo bien que nos lo pasábamos cada año durante la celebración del trial ( Dos dies de trial clàssiques de Cabrianes). Me pareció detectar en ella un aire de escepticismo cuando me escuchaba.

   Fuimos a recoger a unos perros amigos que la acogieron como a una más de la familia ( y salimos juntos).

   Cada vez me sentía mejor en su compañía. Paseando pausadamente, oyendo su voz grave rebosante de vivencias. A todo eso empezó a insinuar que le gustaría acompañarme a Escocia para guiarme por todo el esplendor de los Highlands y yo no sabía como decirle que ya los conocía.

   Acabamos de conocernos, es prematuro - pensaba- sin embargo era una idea que me atraía irresistiblemente. Un pardillo de pueblo como yo, con una señora de buen ver, con esa belleza serena que solo aportan la clase, la experiencia y los años bien llevados... ¡mmmmm!

   Seguimos recorriendo aquellos preciosos caminos de mi íntimo Cabrianes. Algo me bullía en la cabeza, presentía que era el comienzo de una larga y bella amistad.

   Por cierto, todavía no os la he presentado. Se llama B.S.A., de apellido B40, ( y ¡es hermosa!).

   TO BE CONTINUED...

Jaume Casadesús