Reportajes
   

SCOTTISH SIX DAYS TRIAL PRE 65

Texto y fotos: Jaume Casadesús


... Continuación

   Mientras observamos el paso de distintos pilotos, Pep queda maravillado con la conducción de Mick Wilkinson, que pilota con un estilo impecable y un atuendo muy peculiar (lleva una camisa a rayas tipo primera comunión), y supera las dos zonas a cero con su Francis Barnett 200 de 1955. Quedo bien y también logro dos ceros, aunque las zonas se las traían, no creáis.

   A todo esto hablo con Mick, que me dice que Stuart sigue en carrera, aunque con una hora de retraso. Me alegro por él y sigo a Caolasnacoan, un largo camino trialero entre piedras, agua y blackwaters, en fin, un poco de todo. Después hasta Pap of Glencoe y vuelta por el mismo camino para descender a la carretera por una trialera con fuerte desnivel, dirección a Kinlochleven.

   La última zona del día se encuentra a la derecha, algunas millas más allá. Pollock Hill es muy conocida, y tal vez de las más selectivas. Aparece Stuart , que viene de Camas na Muic, al otro lado de la carretera. Le digo que tiene que hacer las zonas que hay en dirección a Glencoe. Su aspecto es lamentable pero parece tener la moral alta. Se va. Encaro la zona, la supero con tres puntos y me da rabia porque son justo los pies que he puesto y podía haberme ahorrado uno o dos, ¡en fin!.

   Compruebo que voy sobradísimo de tiempo y decido esperar a que vuelva Stuart. Me recreo con el paso de otros pilotos. Contemplo a los entendidos espectadores, todos con su programa de la prueba en la mano por el que han pagado religiosamente dos libras, casi seiscientas pesetas. El control es típicamente escocés. ¡Qué gozada! Disfruto.

   Aprovecho para sacar fotos de todo. Pasan 45 minutos y mi amigo Stuart no aparece. Decido regresar para concluir la prueba sin penalizar por tiempo, ya que en eso son muy estrictos, hago las pocas millas de carretera que me separan de la llegada y firmo.

   Busco a Mick, no sabe nada de Suart, y mientras espero me doy un garbeo por el paddock dejando pasar el tiempo, y empiezo a preocuparme, hasta que decido coger la moto y voy en su busca. Finalmente lo encuentro en la carretera a punto de ser remolcado por un coche. Prefiero no verlo, "nos vemos en la llegada", le digo. Me voy.

   En el paddock limpiamos fácilmente las motos, pues la turba se desprende con sólo pasar el guante. A pesar de haber entrado en tiempo Stuart decide no tomar la salida al día siguiente. Quedamos con los franceses (Stuart vive en Francia), para cenar en el hotel. Pienso tomarme un baño reparador mientras aprovecho para llamar a casa. Sin estar del todo contento, el balance del día es positivo.

   En la cena, como no, se repasan las vicisitudes del trial. Además, Didier propone que el trial de Cabrianes, el de casa, sea puntuable para el "Trophèe Afata 2001", el campeonato francés de clásicas en el que participo en alguna prueba. Jean Caillou, uno de los responsables del campeonato junto con Joël Corroy, de Trail 70, dice que no tiene porque haber ningún problema y yo encantado de la vida. Patrice Covallier me pide que le busque un alojamiento barato y le ofrezco mi casa a condición de que venga con su preciosa y aquí única Velocette.

   Nos retiramos relativamente temprano a nuestra habitación, donde Stuart descorcha una botella de vino de Cahors. No está mal, pero en España los hay mejores. Estamos de "cháchara" hasta que se acaba el vino y nos damos cuenta de que ya son las dos de la mañana.

Sábado, 29 de abril de 2000

   La salida está hoy en el patio de la escuela del pueblo y el orden de salida es distinto. Me toca salir de los últimos.

   Empezamos con el "Pipeline". A las dos zonas de ayer añaden otra en plan de fin de fiesta espectacular. Como en el primer día, las dos primeras no tienen apenas dificultad, pero después la cosa ya tiene bemoles. Aunque consigo superar buena parte de la zona, hago fiasco al descolocarse la moto de atrás y encabritarse como una loca. Bueno, no pasa nada, la mayoría no llega donde yo. Sin embargo, Mick Wilkinson firma un cero impresionante.

   Después a Cnoc a Linhe, bien. En Coalasnacoan, que ya hicimos ayer, le recupero dos puntos a Mick.

   En Pap of Glencoe, después de conseguir un cero en la primera zona me doy cuenta de que he pinchado. Se lo comento a Mick y me dice: "Haces esta zona, bajas a la carretera y ahí estará Charly". Bueno, acabo con un varios y emprendo el duro camino hasta la carretera. Muchos participantes se paran para ayudarme, ayuda que declino amablemente a la espera de la asistencia. Hay un par de autocaravanas aparcadas junto a la carretera y en una de ellas me ofrecen una Coca-Cola y algo de comer. Lo acepto y se lo agradezco, ¡ hay que ver como de amable son esta gente!.

   Decido empezar a desmontar la rueda y en ello estoy cuando aparece el Land Rover verde de Charly. Stuart, que viene con él, se pone rápidamente manos a la obra. Busca una gran piedra para apoyar la moto. En unos momentos tengo otra vez la moto a punto. Casco, guante, gas y otra vez en carrera. A todo esto habré perdido unos cuarenta y cinco minutos. Gas a fondo, llego a Kinlochleven escuchando un extraño ruido en la Greeves, parece algo de cadena y finalmente la moto se para. Llegan de nuevo Stuart y Charly. Solucionamos lo de la cadena, pero la moto no quiere ponerse en marcha, cambiamos la bujía y ...¡nada!. Decido empujar la moto y arranca (¡uf, por fin!).

   Lower Mamore tiene preciosas secciones de agua, volvemos a los cero. Más arriba Mamore, un torrente con placas de piedra sin demasiada adherencia, otro cero. Al llegar al camino veo una zona, sin embargo, me advierten que esa se hace al volver de las que voy a encontrar más adelante. Es una pista bastante buena, y tras algunos kilómetros veo un grupo de zonas (cuatro) a mano derecha. Junto al camino se encuentra el piloto de una preciosa Norton reparando un pinchazo. Las zonas aparentan ser fáciles y lo son, pero me descuelgo con algunos pies, brrrrr.....

   Después de hacer las cuatro zonas me encuentro en la parte alta del torrente, y desde aquí se divisa todo el valle, es inmenso. Rehago el camino hasta llegar a la zona que ya había visto, Am Bodach. No sé porque, pero me da por mirar el mapa del recorrido y consulto con el juez de zona que confirma mis sospechas. ¡Me he saltado tres grupos de zonas! La sensación que me invade es sólo comparable a la que sentí al llegar al ferry y darme cuenta que me había olvidado la cartera con el DNI y las tarjetas de crédito en casa de Stuart, en Cahors (Francia), ¡¡¡ la madre que me parió!!!. Bueno, unas millas extra no me vendrán mal, pero empiezo a percibir una sensación rara en la dirección de la moto (????).

   En Caillich, están desmontando las zonas, y las hago justo a tiempo, pero en Callert ya las han desmontado. Sin embargo, me dejan hacerlas.

   El tema de la dirección empieza a ser preocupante, en algunas ocasiones tengo que girar a base de narices, pero no lo consigo. En Stob Coire Eirghe firmo un uno del que me siento particularmente orgulloso dada la dificultad de las zonas y de la añadida por la dureza en la dirección de la moto. Tiro millas de nuevo, hacia Am Bodach, jugándome la vida en cada curva, ya que la moto no me obedece, y finalmente llego.

   Echo un vistazo a la pipa de dirección y veo que ciertas partes metálicas del cojinete asoman por debajo, se ha desintegrado. El ruido que produce al girar es del tipo "puerta del castillo del Conde Drácula", y se lo muestro a algunos espectadores, por si acaso mi actuación en la zona no está a la altura, pero las saco con un solo pié, no está nada mal.

   Tan solo me quedan dos zonas , aunque están lejos. Tomo el camino con cierta alegría, que la moto se encarga de aguar rápidamente. La conducción se ha vuelto imposible y estoy sufriendo lo indecible para mantenerla en vereda. El recorrido se me hace eterno, y encima empieza a descender por una trialera bastante durilla que ya hicimos ayer, pero en subida. Mis brazos me están empezando a pasar factura por el esfuerzo. Al llegar abajo, cerca ya de Kinlochleven, decido renunciar a las dos zonas que me faltan y dar por concluida mi participación, y al final consigo llegar al paddock a duras penas, pero muy "estrozaito". Firmo y me voy en busca de Charly. De una forma un tanto cansina se dispone a... ¿reparar?, pero sin saber muy bien por donde empezar.

   A todo esto llega Stuart como una exhalación, opina que no debo abandonar de esta forma la carrera y en dos minutos se presenta con una Cotton ( muy similar a la Sprite y con el mismo motor). Ponemos mi número en ella y nos vamos en busca de Andrew Johnstone, el secretario del trial, quien coge su Honda para acompañarme a las zonas que me quedan por el camino más corto. Cuando llegamos a la primera, la están desmontando. La miro y la hago, tres, pero es lo de menos. Le digo que creo que me queda otra, habla con el control y le dice que es la última sin demasiada convicción. Abandono el lugar detrás de Andy.

   Después, en la clasificación final aparezco con veinte puntos de penalización por rehusar una zona, pero no tiene más importancia que la anécdota. Pienso que es remarcable al eficiencia del amigo Andy.

   Al devolver la Cotton, le comento al propietario que he tensado (mucho) el cable del embrague, y él, con una sonrisa guasona me dice que: ¡en Inglaterra no lo usan!. La verdad es que en la época nadie lo usaba dentro de las zonas, y si no mirad fotos antiguas.

   Tras hacer algo de relaciones públicas con Stuart nos dirigimos al hotel para tomar una ducha, y después nos vamos a Fort William. La entrega de premios se realiza en el Hotel Milton. Hay un gran ambiente, gente abarrotando el bar y las salas adyacentes. El trasiego de cerveza es considerable.

   Llega el momento de los premios y se procede primero a entregar los premios a todos los que han logrado finalizar la prueba. Hay aplausos para todos. Después, los ganadores de las distintas categorías. Stig Carlsson repite victoria con un total de dos puntos, seguido de Mick Andrews con tres. Lo curioso del caso es que el primer día diez motos finalizaron a cero, y hasta el segundo día Mick Andrews no hizo sus tres puntos, ¡que gran piloto es Mick!

   Bueno, aquí se acaba, aunque ¡mmm...., me parece que me dejo algo!